Picadillo del jueves 29 de septiembre de 2022


Cuando estaba prohibido tener dólares
Mi manía por juntar dólares tiene origen en mis recuerdos y en mi historia personal. Cuando yo era niño en los sesentas y adolescente en los setentas, en Chile estuvo prohibido que los particulares compraran dólares. Y desde que tenía memoria en esos años el dólar jamás bajo de precio, solo subía y subía mucho en la medida que teníamos más y más inflación.

Si alguien necesitaba por ejemplo comprar un medicamento en el extranjero, había que iniciar un engorroso procedimiento de compra de divisas en el Banco Central que solo vendía la cantidad justa siempre y cuando se pudiera demostrar fehacientemente que era para una persona enferma. Uno de los cataclismos que pocos notamos en el Gobierno Militar fue que llegado un momento cualquiera podía comprar dólares en la calle sin tener que dar explicación a nadie.

Cuando un país empieza a tener problemas económicos serios, lo primero que hace es prohibir que las personas compren dólares u otras divisas extranjeras. Y en ese momento el que tiene dólares, aunque sea una cantidad pequeñita, se convierte en el rey.

Por eso yo sueño que llegue el día que empiezan los problemas en Chile y yo, tranquilito, voy y desentierro la caja de lata donde están mis escualidos ahorros con la cara del buen Ben Franklin. El dólar sirve para pagar en cualquier parte del mundo y eso no tiene precio.

Eso no significa que el dólar sea una inversión segura o un buen negocio, no me malinterpreten. Comprar dólares tiene riesgo como cualquier otra forma de guardar riqueza, perfectamente podría bajar o perder su valor a nivel mundial como dicen algunos agoreros, pero simplemente yo no lo creo, me parece que un one hundred dollars note es demasiado lindo físicamente como para que la gente deje de apreciarlo.

Cómo usa la izquierda la palabra «fascista»
Veo regularmente en Youtube el programa «La Base» conducido por el español Pablo Iglesias, el ex político y fundador de PODEMOS donde comenta asuntos internacionales desde el punto de vista de ese partido, que es un poco el equivalente de nuestro Frente Amplio o algo así. La cosa es que yo suelo ver los programas donde hablan de la invasión de Ucrania para tener una idea de como piensan el asunto desde la izquierda española. Siempre es bueno tener distintos puntos de vista.

Una cosa que me ha llamado enormemente la atención es como han ido cambiando el discurso hacia Rusia, es impresionante la voltereta que se están dando porque al principio de la invasión los apoyaban a ojos cerrados, les juraban amor eterno, defendían su derecho a protegerse contra los avances de la OTAN y todo eso. Ahora en cambio dicen que Rusia tiene un gobierno de «ultraderecha» y «fascista», olvidando completamente cómo lo defendían pocos meses atrás, también dicen que Irán es un país fascista, solo les falta que acusen a Cuba ahora de ser fascistas y ultraderechistas.

Lo que pasa es que en su mentalidad -bastante retardada- no tienen problemas en contradecirse y cambiar la versión, abusando de la palabra «fascistas» para calificar así a cualquiera que no les convenga para sus intereses políticos inmediatos. Es muy parecido a lo que le pasa a Boric y sus amigues del Frente Amplio, resulta que no tienen ningún pudor en darse estas volteretas ideológicas descaradas usando las palabras fascista, facha, facho, ultraderechista según les convenga para escarchar a su enemigo de turno. Nunca había sido más claro para mí el cinismo y la desverguenza de estos tipos, que estuvieron viviendo como príncipes gracias al oro de Moscú y ahora que ya no le sirven no tienen problema en negarlos tres veces, como Pedro.

¿El segundo error desastroso?
Cuando Putin decidió invadir Ucrania hizo una apuesta muy arriesgada que fracasó estrepitosamente. Bueno, en su favor podríamos decir que se arriesgó, apostó fuerte y perdió estrepitosamente porque ninguno de sus supuestos se cumplieron, la decisión fue un error desastroso pero en fin, «el que no se arriesga no cruza el río» y de haber resultado bien las cosas habría sido un tremendo éxito para él y para Rusia.

Yo no soy de esos armchair generals que después de la guerra se dedican a explicar en que se equivocaron los demás, creo que eso no tiene sentido porque la suerte tiene muchísimo que ver en estas cosas. Sin embargo el llamado a la «movilización parcial» podría ser -a la luz de lo que estamos viendo- el segundo error desastroso de Putin en la conducción de esta guerra.

En un mundo donde vemos todo en tiempo real sin intermediarios, la imagen de una fila en la frontera de 15 kilómetros de vehículos con gente que quiere escapar de Rusia es una imagen muy difícil de ignorar. Es cierto que en un país de 144 millones de habitantes eso puede ser la nada misma, pero el efecto desmoralizador en enorme, mucho mayor a cualquier protesta callejera que pueda hacerse.

Dicen que van a movilizar 300 mil personas, el asunto es que prácticamente ninguno de esos será voluntario -los voluntarios ya se movilizaron antes- y lo peor de todo es que irán a una guerra sin épica ni gloria, irán a pelear contra sus hermanos para defender los yates y las mansiones de Putin y sus amigos oligarcas.

Cuando fue la Guerra de Vietnam pasó algo muy parecido. Mandaron reclutas que no estaban especialmente comprometidos con los motivos de la guerra, y estos empezaron a asesinar a sus oficiales en algo que llamaban «fragging». No sería raro que esta vez empiece a pasar lo mismo pero en mucha mayor escala. He visto videos de la última ofensiva donde los soldados ucranianos dicen que prácticamente no encontraban resistencia, buena parte de las armas y equipos los rusos las dejaban abandonadas sin combatir. Ni que decir que esto es extremadamente peligroso para la propia Rusia.

He visto las trincheras donde acampaban los pobres soldados rusos, verdaderos basurales. No hay mejor indicador de una moral baja que cuando las tropas empiezan a descuidar el orden y el aseo, alguna vez comenté acá mismo como los alemanes habían sido derrotados en El Alamein porque hacían caca en cualquier parte, al final el tifus los mataba más que las tropas inglesas, que llevaban sus cajitas para cagar y dejaban todo perfectamente limpio y enterrado.

El régimen zarista se derrumbó cuando después de la Primera Guerra Mundial los soldados volvieron con sus armas y las usaron contra el gobierno. No vaya a ser cosa que pase lo mismo esta vez. No hay nada más importante que la moral de las tropas en combate, sin una buena moral no hay manera de ganar una guerra, ni siquiera de resistir.

Estado mayor conjunto y comandantes en jefe
Un pequeño comentario sobre la figura del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional en Chile. No estoy seguro si lo que diré es realmente así, pero al menos es la impresión que me da.

El asunto es que la figura del Estado Mayor Conjunto parece que no está claramente encajada en nuestro sistema de defensa. Cada rama de las Fuerzas Armadas tiene a su respectivo comandante en jefe y para todos los efectos prácticos ellos son la cabeza indiscutida de la cadena de mando en sus respectivas instituciones. El problema espinudo es si el Estado Mayor Conjunto está por sobre la autoridad de las comandancias en jefe.

En caso de una guerra así debería ser. El concepto de estado mayor me parece que es prusiano y supongo que la idea de un estado mayor conjunto sale de la necesidad de hacer operaciones de armas combinadas, donde las fuerzas de tierra, mar y aire funcionen coordinadamente sin que hayan diferencias de criterio, descordinaciones o malentendidos.

Hasta allí todo muy bien, pero en tiempos de paz me parece que el asunto se complica. Por ejemplo cada una de las ramas tiene cierta autonomía para tomar decisiones, sus sistemas de inteligencia, etc. y el asunto allí es que nivel de ingerencia puede tener el Estado Mayor Conjunto -que tiene su propio sistema de inteligencia- en las decisiones de las ramas de la defensa. No se, a mi al menos desde muy afuera me parece que no está muy bien definida la cosa y que el EMC podría estar un poco en el aire por eso.

Como digo, son solo especulaciones mías, vaya uno a saber cómo es la cosa en realidad.