Mi minuto facho


Hace bastante tiempo, en una de mis acostumbradas diatribas contra los franceses, Ricardo -que es regular de este Templo del Ocio y ha mandado varios datazos en cuanto a lecturas- me mandó un limk al panfleto «Reflexiones sobre la revolución francesa» de Edmund Burke. Cuando lo leí era como si me estuviera leyendo el pensamiento y no podía creer que muchas ideas que yo pensaba originales mias, ya se le habían ocurrido a este caballero a finales del Siglo XVIII. Nací con retraso, snif.

Bueno, resulta que ahora que quería escribir sobre el conservadores, me encuentro que Burke es considerado como uno de los padres del conservadurismo moderno. Que cosas ¿no? Yo nunca me he considerado conservador y resulta que muchas ideas de este señor coinciden perfectamente con la mías. Bueno, eso nos muestra como las etiquetas van cambiando de sentido, lo que era conservador un par de siglos atrás, hoy es revolucionario.

Se dice que el conservadurismo no es tanto una ideología sino una actitud y yo creo que la mejor forma de describirlo es esta: es conservador el que está satisfecho con su vida y con el actual estado de las cosas, en cambio es progresista el que no está satisfecho con su vida y odia el estado de las cosas -el sistema- porque lo culpa de ser responsable de sus desgracias. 

Esa es mi definición y lo podemos ver más o menos claro porque las personas felices o los ricos tienden a ser conservadores, mientras los que sufren miserias o tienen problemas en la cabeza, que los hacen vivir angustiados, tienden a ser progresistas. Obviamente que el que está satisfecho quiere que todo siga tal como está y viceversa. Esto no es una ley que se cumpla siempre, pero si una tendencia más o menos clara.

Conservadurismo no es una ideología, de hecho hay conservadores dentro de todas las ideologías, el estalinismo dentro del Partido Comunista es un típico ejemplo de facción conservadora dentro de la izquierda, por ejemplo. En el Partido Comunista chileno podemos ver claramente la diferencia entre Teiller y Jadue, que son los extremos conservador y progresista dentro de una misma ideología.

El progresismo en cambio si que es una ideología porque -a diferencia de los valores conservadores que se basan en costumbres y tradiciones aceptadas por muchos años- sus valores nacen de razonamientos, teorías, ideas sobre lo que es justo o no. Los conservadores muchas veces son religiosos y apegados a la familia tradicional no porque pinesen que esa es una actitud más justa, simplemente lo aceptan como lo mejor porque han sido las bases de un mundo que para ellos es satisfactorio y bueno.

Esto explica también por qué los jóvenes tienden a ser progresistas y los viejos conservadores, cosa que tampoco está escrita en piedra, pero es una tendencia frecuente. El joven que no tiene experiencia de vida va armando sus valores a partir de teorías y razonamientos lógicos, que es lo único que tiene. Yo recuerdo perfectamente cuando era un muchachito de izquierda y me parecía increíble que existiera gente incapaz de darse cuenta de la lógica impecable de las ideas socialistas.

Me tomó algunos años y experiencia de vida, darme cuenta que las teorías y razonamientos pocas veces son correctos. Se puede demostrar casi cualquier cosa con razonamientos y por eso los griegos apreciaban a los sofistas, capaces de convencer a una multitud de una cierta idea y enseguida convencerlos de lo contrario, solo con sus discursos y razones. A los antiguos griegos le encantaban esas cosas.

La nefasta Revolución Francesa -uno de los procesos más infames de la historia -que debería avergonzar a los franceses tal como el nazismo averguenza a muchos alemanes- no salió de la nada, se fue desarrollando en un proceso de creciente malestar con el estado de cosas. 

Lo de 1789 había estado antecedido de muchas revueltas menores y del «iluminismo», una especie de locura colectiva, donde creyeron que ya se había progresado tante que con la razón se podía explicar y resolver todo. Esto llevó a una multitud de teorías como el Contrato Social, el Noble Salvaje y muchos disparates por el estilo. Fue lo que popmosamente algunos llaman hasta hoy «el Siglo de las luces».

Claro que no existen conservadorees ni progresistas químicamente puros, pero todos tenemos la tendencia hacia alguno de los dos extremos, yo soy más tirado para conservador, especialmente por una cuestión de edad. Creo que un viejo con ideas muy progresistas es más o menos patético, o bien es tan tonto que fue incapaz de evolucionar mentalmente, o es un resentido lleno de envidia. Está muy bien ser progresista cuando uno es adolescente, pero se supone que si mantenemos la mente abierta no podemos quedarnos pegados en pensamientos que tienes mucho que ver con la pubertad.

Bah, cada uno con su idea nomás, pero la gente madura de izquierda me recuerdan a esos veteranos que se tiñen el pelo o se visten como adolescentes. No me hagan caso, solo lo pongo para sacarles pica, porque este fue mi minuto facho de hoy.